domingo, 27 de abril de 2008

Alerta

Anoche me encontré debatiendo con algunos amigos aquello de lo que nunca jamás en esta Nación se había hablado antes: ¿Tenemos en este país la tele que nos merecemos? ¿Por qué son pocos los que ven los documentales de la 2? ¿Ser intelectual es incompatible con ver "La Noria"? No llegamos a ninguna conclusión aunque yo tengo mi teoría:

- A diario es complicado que después de un día de trabajo uno tenga ganas de conocer en profundidad el funcionamiento del hipotálamo.

- Los fines de semana de mayo son demasiado buenos como pasárselos viendo Las alas de la vida, un espléndido documental que no he podido ver porque TVE2 decidió emitirlo un viernes en "Versión Española", mal día para verse con la muerte y la vida. Prometo verlo cuando el cuerpo y la cabeza estén prepados, y he aquí a cuestión: debemos dejar la pereza y enfrentarnos a la vida, no huir de las asperezas, ni de los vómitos, abrir los ojos ante las heridas borboteando sangre, obligarnos a tener el cuerpo alerta, no reírnos de los chistes fáciles, ni con las malas películas que plantean la perpetuación de los tópicos y los roles, no aplaudir las conductas de los estúpidos, enfrentarse a los criminales y hombres maleducados que piropean sin arte a mujeres que enseñan piernas, prohibir los tacones, la moda, la educación sentimental, promover las artes y las ciencias de sol a sol, no dormir más de 5 horas, leer ensayos en la siesta y ver, finalmente, "Redes" a cualquier hora del día.

Es complicado vivir alerta, llevar siempre traje o tacones, no ponerse el chándal y no dejarse dormir la siesta un domingo. Pero es más fácil de lo que creemos, si cambiamos el concepto de ocio, de vacaciones, de felicidad, si dejamos de creer que el alcohol es ocio, que una mala película es ocio, que quemarse el escote en la playa es ocio, que la felicidad es la riqueza. La instrospección es buena arma, hay que plantarse de vez en cuando y decir que no, provocar a los estereotipos y reírse de ellos, romper la cabeza y que cueste terminar el puzle, ponerlo difícil, enseñar los kilos de más como quien enseña el muslo, coger el camino mas largo, para que nunca se termine el viaje.

viernes, 25 de abril de 2008

Mes-ti-za-je



No me hizo mucha gracia La Hora Chanante (Chanante) la primera vez que ví el programa. Era un fenómeno del boca-oreja, llegó a la mía y procuré reirme con ellos, pero no pude. Ahora he probado con la nueva temporada de Muchachada Nui (Nui) y gracias al sketch que tenéis arriba, los chicos chanantes me han ganado, no hay mejor retrato de los pesados de Manu Chao y Amparo de Amparanoia. "Solidario todo el día", "contestador solidario", "estoy en vuestros corazones". Qué pesados ambos dos.
Pensaba que los chanantes eran unos fumetas muy pasados que hacían gracias que sólo podían entender otros fumetas. Después de ver la crítica a Manu Chao o el programa dedicado a Tarantino..., he comprendido que Reyes y compañía son algo más que unos porreros y algo más que de Albacete y colegas de Universidad en Cuenca (aunque esto tampoco habría que pasarlo por alto). Llevo un buen rato intentando explicar lo grande que me ha parecido este programa, dándole vueltas a la cabeza, pero no encuentro las palabras (si Gelman las encontró para describir la poesía como un árbol sin ramas que da sombra yo también podré explicarme sobre Muchachada Nui). Puedo, de momento, decir que a partir de ahora me repensaré mi idioma. Hasta luego, majicos.

Por cierto, que yo no me perdería tampoco el video de abajo. Lars Von Trier.

lunes, 21 de abril de 2008

Todos estamos invitados

El otro día por fin pude ver la nueva película de Manuel Gutiérrez Aragón sobre los amenazados por ETA en el País Vasco. "No hay mejor protección que la autoprotección y ésta se consigue quedándose calladito", explica el personaje de Coronado en un momento de la cinta. Coronado es Xabier, un profesor de la UPV que vive en San Sebastián, crítico con el terrorismo, defensor de la libertad, y que se atreve a decir que no se puede sacar de la cárcel a un etarra que no muestra arrepentimiento y que incluso desde la celda sigue ordenando asesinatos. Condenado al escolta, a morirse de miedo al cruzar la calle, a mirar siempre atrás, a dejar de ir a los mismos bares, a dejar de ir a las cenas de la cuadrilla. El otro lado de la película es Oscar Jaenada, un etarra, un cachorro, que durante un atentado sufre un accidente de coche que le provoca amnesia. ¿Querrá seguir luchando y ser un gudari o despertará de la pesadilla como Pablo cuando cayó del caballo?
Decae en algunos momentos, pero Todos estamos invitados me recordó a Asesinato en Febrero, el perfecto documental de Eterio Ortega sobre el asesinato de Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez Elorza. Cuando la viuda de Buesa cuenta cómo dejaron de salir de paseo, cómo su marido prefería mandar a los escoltas a casa y quedarse ellos en el salón..., y a los ajenos se nos ocurre pensar que son unos héroes los que, sencillamente, deciden que no van a huir, que no van a darle la razón a los asesinos, a los fascistas libertadores del pueblo vasco. En Todos estamos invitados, una etarra que ya le gustaría que la llamaran la tigresa, con kafiya al cuello -otro rato hablamos de que este pañuelo esté en las pasarelas de moda-, utiliza el lenguaje propio de su secta, hablar de 'españoles' de 'torturadores' de 'fascistas'..., todo regándolo con una mirada de odio propia de quien ha caído en las redes de una comunidad que te obliga a usar esas normas. En un momento, nuestra tigresa le dice a un personaje: 'Tú eres igual que los demás, eres una española'. Es curioso porque este personaje es de origen italiano ¿ser 'español' es defender la libertad? Duele que hablen de libertad quienes quitan la más elemental de las libertades: la vida.
Y a propósito de que el cine trate sobre el terrorismo: es fundamental, enhorabuena a Elías Quereja por siempre estar dispuesto a producir ese cine, y a Manuel Gutiérrez Aragón, aunque él diga que ha intentado poner todas las partes..., por mojarse.

viernes, 18 de abril de 2008

La Inquisición

Hay una brecha insalvable entre dos tipos de preguntas:
a) Tipo 'interés emocional'.
b) Tipo 'interesada' (podríamos llamarla 'inquisitoria').

El primer tipo de preguntas suelen ponerlas en marcha personas que te quieren, te aprecian, a las que caes bien o sencillamente gente de bien. Suelen verbalizarse de forma natural, como un suspiro, un estornudo, surgen de la curiosidad sana, y vienen, generalmente, acompañas por una mirada cariñosa, un gesto que arropa, véamoslo en unos ejemplos:

- ¿Qué te ha dicho el médico?
- ¿Cómo está tu hijo?
- ¿Finalmente la empresa te pagó?
- ¿Qué tal te fueron los exámenes?

El segundo tipo de preguntas se ponen en circulación con un objetivo ajeno al amor o al cariño, normalmente se pretende sacar una información útil para el que esputa la pregunta, porque efectivamente estas preguntas son similares a los esputos. Los ejemplos son los siguientes:

- ¿Te ha dicho el médico finalmente que tienes el SIDA? (y se acompaña de mirada de susto y de abrochamiento de la chaqueta no siendo que me lo pegues)
- ¿ Cuánto has cobrado este mes?
- ¿De qué marca es tu abrigo?
- ¿Cuándo vas a cogerte las vacaciones?
- ¿Qué nota has sacado?

Es verdad que hay que oír a la persona, verle la mirada, los gestos, el interés en el físico, pero la variación, aunque sútil, es perceptible. Nos estamos equivocando si pensamos, cada vez más, que lo que le pase a los demás nos interesa a nosotros por ser información que debemos utilizar: nos interesan cosas como el sueldo de los demás para saber que no nos están timando, y nos interesan sus notas, no sean mejores que las mías o la marca de su abrigo, no vaya a ser una mejor que la del mío. Hay que tener cuidado con la información que damos y que nos piden y hay que tener cuidado con querer saber más de los demás que de uno mismo, con querer saber a través de las comparaciones, como si uno no fuera por sí mismo.

miércoles, 9 de abril de 2008

El sueño va sobre el tiempo



El flamenco es, para mí, una música complicada con una extraña relación con el jazz. Me gusta Camarón en general, y me gusta Camarón en particular y muy especialmente en este tema que da nombre a aquel álbum de 1979, revolucionario para el flamenco, clave en la Historia de la Música. La leyenda del tiempo trota entre guitarras eléctricas, batería, bajo, piano... Dicen que los gitanos viejos devolvían el disco diciendo que eso no era Camarón. Me imagino al patriarca: "Niño, ponme al Camarón... ¡Ese no, el del Camarón!" Y el niño venga a decirle al viejo que sí, que es Camarón y el viejo que no. La verdad es que Camarón cruzó con este disco la línea que le hacía un cantante de flamenco a un músico, un artista global que se atrevió a hacer este disco a la altura de un Miles Davis. En fin, la verdad es que podría escuchar La leyenda del tiempo una y otra vez, de hecho es lo que estoy haciendo estos días, deteniéndome más de una vez en la canción que da nombre al disco y repitiendo La Tarara y Volando voy (...porque a mí me va mucho la marcha tropical...), ya sé que la canción es de Kiko Veneno, pero le queda el traje a Camarón que ni a medida. También me imagino a Camarón diciendo: "El siguiente disco..., el siguiente lo vamos a hacer más flamenquito", más moderno y mejor hecho ya no se podía. El mejor homenaje que pudo hacerle Camarón a Lorca.

domingo, 6 de abril de 2008

Conversación actualizada



Se confunde el ocio con la cultura, la agenda con la motivación artística. Atentos a los suplementos de los viernes de todos los periódicos: bares de copas, restaurantes, salas de cine, centros comerciales, dónde encontrar los mejores zapatos de la capital... Porque los suplementos son para las capitales. No hay OnSoria, pero El País sí tiene su OnMadrid, un suplemento que igual te propone conciertos de música clásica que te anuncia la discoteca de moda en el foro, que se llama Nueva Fontana. No he ido nunca, pero he oído hablar, sé quiénes van y no necesito ir para saber cómo es, perdonen esa falta de sensatez periodística, pero uno no necesita entrar en una tienda de Chanel si ya ha entrado en una de Dior...
No es que crea que una misma persona no pueda disfrutar de Messiaen y de DJ Tiësto, pero creo que no hay que confundirse. Yo soy una persona que está en contra de comprar Arte, es decir, que yo aunque fuera millonaria, no compraría obras de Arte a no ser que fuera para donarla a instituciones públicas. Por esta misma regla, si fuera artista, procuraría no vender mis obras. Es una estupidez de norma que me he propuesto porque yo no soy artista. ¿Y a qué viene la mezcla de tantos factores? Compramos los suplementos del fin de semana para estar a la última, igual que vamos con frecuencia calculada de compras. Vigilamos los restaurantes que abren nuevos en la ciudad para poder decir que hemos estado y que por supuesto que hemos probado el aire de bogavante. Visitamos las nuevas marcas de ropa que se instalan en las calles de la capital para saber de qué nos hablan cuando alguien diga que está en lista de espera para un Birkin de Hermès. Y acudimos a las discotecas a las que hay que ir si eres alguien. Lo peor es que todo es una versión actualizada de algo que ya hemos visto. La nueva discoteca de moda quedará out en algunos años, cuando otra tome la batuta con idéntica actitud, idénticos cócteles, idéntica beautiful people. Lo segundo peor es que acudimos a ferias de Arte, Museos y librerías con esta misma actitud: leer lo último, ver lo último, poder decir que estuve en el Prado. Hace unas semanas una chica lista me dijo: "Me encanta el arte, pero como sólo me gusta el arte contemporáneo, nunca pisé el Prado, ¿para qué? Sé que no voy a disfrutarlo y encima pasaría más tiempo en una cola que dentro."
Poder hablar de exposiciones, de libros y de películas es, en primera instancia, puro ocio. Después se abren los debates filosóficos sobre la ética y la estética, pero dudo mucho que en la Nueva Fontana haya espacios libres de atronadora música para la segunda insancia.