domingo, 23 de marzo de 2008

Esclavos de la mentira

Coartado, da. (Del lat. coarctātus).
1. adj. Se decía de los esclavos que pactaban su rescate con su dueño. U. t. c. s.

¿Cuanto llevas posponiendo esa cita por no encontrar una coartada apropiada, sólida y creible? Estamos aquí para ayudarte, organizarte todo y tu solamente disfrutar de ese momento que llevas esperando tanto tiempo. Nunca te encontrarás sola/o, solucionamos tus problemas de intimidad con la máxima discreción.


¿Te interesa esto? Sólo tienes que entrar en: www.tucoartada.com
La verdad es que yo ya intuía en qué mundo vivo. También intuía que había mucha gente dispuesta a limpiar cualquier nexo que llevara al engañado a conocer el engaño. Las coartadas siempre me han parecido siniestras y lodosas. Llamar a primera hora al trabajo para decir que uno tiene una fiebre tirando a aftosa me resulta complicado incluso si es cierto, aunque estos casos me gustaría que se me dieran bien porque no veo más daño que el fastidio a los compañeros, lo que pasa es que esto ya me parece suficientemente egoísta. Así, imaginen lo que me parece que uno pague a una empresa para que a uno le construyan una coartada infalible a los ojos de la esposa, el esposo, quién sabe si los hijos, los padres... Yo le decía a mi madre que dormiría en casa de A para dormir en la de B o beber hasta el amanecer, me parece que esto es, si es que existe, una coartada blanca, en cambio, crear un escenario perfecto para follarte a una secretaria, una alumna, una enfermera, un profesor, un vecino, un secretario, un compañero de trabajo..., me parece la hipocresía y el egoísmo más insultante de este planeta. Afirmo que a veces, en estos casos alevosos e infectos, me atrevo a sentenciar que el adulterio debería ser penado. Y no piensen en la pobre mujer que guisa y limpia, que lleva delantal y hunta nocilla en los bocatas de los hijos, que recoge a éstos a la puerta del colegio mientras su hombre trajeado se folla a lo perro a otras señoritas de mejor ver, no, queridos, piensen al revés, en la ama de casa que se pone a cuatro patas mientras su marido hace lo propio con otras personas. No tengan prejuicios con los usuarios de coartadas, ellos suelen ser más evidentes en las barras de los bares después de trabajar, pero ya no dominan ese terreno, no tengo claro que siempre lo hayan hecho. La apariencia es más importante que lo que haya debajo, y eso es más cierto que todo lo demás, no sirve que la mujer del César sea puritana si no lo parece, ¿recuerdan? ¿De qué sirve que una sea virgen si lleva escotes hasta el suelo? Nadie te creerá, aparenta y luego revienta.
Creo que una sociedad se demuestra enferma a raíz de muchos síntomas, pero el principal es la falta de respeto a los seres que pretendemos querer. El respeto se ejercita y se practica. El respeto se enseña y se ejerce. Hay que querer y educar a querer bien. Es cierto que porque uno se tire a cualquier bicho viviente no deja de querer a otra persona, pero, modernismos aparte, si uno quiere bien a una persona, no debería tirarse a otra persona y mucho menos mentir sobre ello. No seamos modernos en esto, no pretendamos que un hombre no pueda pegar a su mujer, pero no pasa nada si se folla a otra. No sé quién dirige tucoartada.com, podría buscarlo y señalar su nombre, pero no me hace falta. Desde aquí le deseo el infierno en la vida y en la muerte. Le indico que debería buscarse una coartada creíble para cuando sea viejo o vieja y reconozca que ha hecho más daño que bien a su alrededor. Que vaya pagando a alguien para que le limpie la conciencia en el futuro, cuando, espero, la hipocresía no le deje dormir, que pague para que alguien le abrace por la noche cuando la enfermedad le anuncie la muerte.




viernes, 21 de marzo de 2008

La carretera


Dicen que la adaptación cinematográfica que los Cohen hicieron de la novela de McCarthy No es país para viejos era perfecta, casi una copia línea a línea de la novela, por lo tanto exacta y auténtica. Aún no he leído aquella novela, y la película me aburrió demasiado, me pareció incomprensible y de una ficción inalcanzable.

En cambio, acabo de terminar de leer La carretera, un libro perfecto, helado, gris y descorazonador muy mal traducido en la edición de Mondadori, y aún así adictivo y repleto de amor. A estas alturas sonará repetitivo que resuma el argumento: un padre y un hijo vagan por el margen de una carretera en un mundo muerto, ceniciento y yermo, un escenario propio de Mad Max, pero sin la luz del sol y húmedo de lluvia ácida. A los lados de la carretera, árboles muertos, los troncos secos de cadáveres y ciudades y casas abandonadas. El padre y el hijo han sobrevivido a algo terrorífico, y aún peor, en el hijo hay aún una humanidad que ya no es fácil de recordar. El padre procura que esa humanidad no se pierda, que el fuego que llevan no desaparezca. Es dura esta novela, es dura porque no es un futuro tan extraño el que propone McCarthy, porque no hay demasiada concesión al pasatiempo literario esta es la historia, estos son los personajes y esto es lo que ven, huelen, dicen y comen, parece decir el escritor. Si no son de lágrima fácil y quieren historias de verdad (aunque situadas en un contexto ficticio), lean La carretera, para aprender lo que es el amor y lo que vale la vida y el mundo.

lunes, 10 de marzo de 2008

El chapoteo de Rajoy

Me gustaría que recordaran este momento:

Rajoy en el balcón de Génova el 9-M 2008


Mariano Rajoy agradeció a su gente los votos, sentenció que su Partido había crecido en votos y otras cosas más. Luego intentó decir algo así:

- He llamado al candidato del Partido Socialista... -Aquí su masa le interrumpió para abuchear a Zapatero y llamar al Presidente embustero- Y le he deseado suerte por el bien de España.

Mariano Rajoy no tiene la culpa de que sus masas sean estúpidas, pero sí tiene la culpa por no saber de elegancia, ni de protocolo, ni de política. No querría hacer esto, pero recurro al incidente Porquénotecallas. Entonces, Zapatero no permitió a ese extraño fascista llamado Chávez llamar a Aznar fascista, precisamente. Le interrumpió, no le rió la gracia. Anoche Rajoy rió a sus cachorros, les dejó enarbolar banderas y agitar sus cuerdas vocales. Les dejó llamar embustero al candidato socialista y les dejó gritar para que se les oyera bien. En Ferraz escuché: Es socialista la niña de Rajoy.

Si se dan cuenta, Rajoy no dijo en ningún momento: He llamado a José Luis Rodríguez Zapatero para felicitarle o podría haber dicho Ya he llamado al Presidente para ofrecerle mi colaboración, otra opción podría haber sido: Nuestro buen resultado no ha sido suficiente. No dijo nada de eso, sólo: He llamado al candidato del Partido Socialista y le he deseado suerte por el bien de España. Y se marchó diciendo que viva esta gran nación y sus leales coreando ¡Qué viva España! Entre medias sus jóvenes gritaron: ¡A por ellos oeeeee! ¡A por ellos oeeeee! ¿A por quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¡¿A por quién?! Rajoy se dio anoche un chapoteo de masilla rebelde con tupé y perlas. Tenemos una argamasa política muy parecida al tosco cemento, feo, gris, tópico, y poco inteligente. También abogo, desde aquí, por desterrar el -ista -ista -ista o el -ar -ar -ar antes de cada cancioncilla mitinera del tipo: -ista -ista -ista, España es Socialista o -ar -ar -ar, España es Popular. Es decir, que abogo por gritar, simplemente: Socialista, España es Socialista o bien Popular, España es Popular. Para las próximas elecciones desterremos el cantecito previo, por favor.

domingo, 9 de marzo de 2008

Bosque de Euskos


Cuando uno trabaja en una radio sabe antes que los oyentes que se ha producido un tiroteo en Mondragón que ha causado, posiblemente, la muerte de un ex concejal del PSE. En consecuencia, tiene tiempo de que se le revuelvan las tripas, se le nuble la vista y suelte un 'malditos hijos de la gran puta', antes de ponerse delante de un micrófono a contarlo. No nos hemos acostumbrado a esto, ni siquiera en pleno proceso electoral. Algunos proponen posponer elecciones, otros acudir a las urnas para dar lecciones de democracia a los terroristas, otros manifestarse silenciosamente, algunos tienen los ojos llenos de lágrimas y la mayoría vulve a preguntarse hasta cuándo.
Se reabre el debate, se habla del origen humilde de la víctima, se recurre a un pacto entre demócratas, se condena el terrorismo, se promete Justicia, se asegura que el terrorismo nunca vencerá a la Libertad. Toda una serie de eufemismos y tópicos para que los ciudadanos nos sintamos protegidos, pero no lo estamos, el terrorismo vuelve a ser cosa de todos y el dilema ético que surge del problema nos paraliza. Querer estar por encima de los terroristas nos mantiene en sus manos. Sería bonito que el Estado de Derecho, ese abstracto tan manoseado, cumpliera y venciera, pero es muy difícil que un Estado garantista acabe con un problema que mucho tiene de psicológico, sociológico e histórico. Habría que empezar a no emplear la palabra gudari, a olvidar a Sabino Arana, a creer en la ciencia y no en el frágil ADN vasco ni en Aitor como padre de los vascos, no dejarles modificar la Historia a gusto de creerse perteneciente a unas tierras. Nadie debería matar por unos árboles y una alfombra de hojas, por unos troncos, un mar y unas tejas, qué poco honor y valentía hay en matar por la Tierra moribunda y caduca. Si un terremoto devastara la Tierra, partiera ese Norte en mil pedazos ¿Seguiría siendo una Patria? ¿Seguiría mereciendo la pena matar por ella, por poseerla bajo una única visión del Mundo?

miércoles, 5 de marzo de 2008

Y a mí qué



Ayer, David Trueba dijo algo parecido a: "Aún estoy esperando que llegue ese momento de la vida en el que uno se considera una persona segura... Yo todavía creo que alguien vendrá en algún momento a decirme ui, perdona, nos hemos equivocado contigo, al llamarte nos equivocamos en el listín teléfonico y en realidad queríamos a otro, yo siempre estoy esperando que alguien me diga que vuelva al equipo de fútbol del colegio de donde nunca debí salir". Es cierto que esta frase es una aproximación a la que en realidad dijo en la presentación de 'Saber perder', su nuevo libro, pero me parece que es una frase que podría haberla dicho yo, y en realidad, sé, que la he dicho, pero les prometo que él dijo algo casi exacto en la finalidad.

Yo ando siempre preguntándome cuándo vendrán a decirme que se equivocaron conmigo, que prometía, pero que ya no, que era simpática, pero al conocerme más soy un horror... A veces pasa, casi siempre no, pero precisamente por eso yo espero y espero. Yo también me pregunto cuándo parará, cuándo llegará la seguridad de la que hablan las personas más mayores que yo. Aspiro a ella, pero algo me dice que me pasará como a Trueba: llegaré a la edad en la que las personas lanzan al aire esas frases épicas del tipo Con los años he aprendido quién soy o el tipo B Ahora sé quién soy con seguridad. En fin, me temo que podrá ser la edad, pero prefiero pensar que es una cuestión de educación. Todos los días me educo en el: yamíqué yamíqué yamíqué. Me sirve más que la edad.