viernes, 20 de junio de 2008

Manola en Nueva York


La película de Sexo en Nueva York no es una película, es un maxi-episodio con más publicidad, más tacones y más pájaros en la cabeza. Hace algunos días hablé de la serie aquí y anoche pensaba en el carácter irreverente de sus primeros capítulos, se destacó que estas cuatro mujeres hablaran libremente de sexo, de relaciones, de zapatos y demás, pero en este maxi-episodio que solamente puede verse en cines, sólo hay publicidad, algunos gags brillantes y mucho tópico. He aprendido que a las mujeres se las conquistaba con diamantes en la época de Los caballeros las prefieren rubias, en el siglo XXI se las conquista con Manolos y enormes roperos. También he aprendido que definitivamente la enfermedad del nuesta época es el individualismo y el egoísmo: "te quiero mucho, pero me quiero más a mí", es una frase que me gustaría oírsela a muchas mujeres maltratadas física y psicológicamente, pero no a una mujer con una maravillosa relación. Soy muy partidaria de la soltería, que viva, que viva, pero no soy partidaria de que las personas sean medios, ni de que esta vida consista en hacerla lo más terrenal posible, porque por el suelo se arrastran las culebras. Está bien que haya familias compuestas por una persona, solteros convencidos, individualistas desde la cuna, menos mal que existen, pero supongo que no tengo asumido que uno viva exclusivamente para uno mismo, no tengo asumido como humanismo vivir para los placeres de uno porque, de nuevo, eso convierte a las personas en medios, y quizá esté bien si libremente nos dejamos ser objetos, pero en valores superiores no lo está.

1 comentario:

Marikiya dijo...

Reconozco que solo he visto un capítulo de esta serie pero eso sí, mi primera impresión es que va de unas pijas que viven en la gran ciudad. Punto. Y estoy completamente de acuerdo contigo. Creo que las mujeres somos mucho más de lo que muestra la serie. Sobre todo, mucho más complejas. Pero en fin...