sábado, 27 de septiembre de 2008

Bye Bye, Blue Eyes

Hace algunos años comencé un blog en el que hablaba de Clint Eastwood. Un icono de mi galería de grandes hombres del cine, de hombres de póster, de carpeta de la adolescente que llevo dentro, aunque en realidad estos hombres ya no son de la adolescencia del siglo XXI, porque yo soy del siglo pasado.
Ha muerto Paul Newman. Me costó dejar de verle como el adonis de sus primeros años para comprender la ironía de sus ojos azules, la honestidad de su fondo, la inteligencia de su sonrisa. Antes era un hombre demasiado guapo. Con el tiempo terminó siendo un enorme actor de perfectos labios y de una pasta especial. La primera película suya que vi fue La leyenda del indomable y me quemó el extraño cóctel que formaban sus ojos y sus labios. Siento mucho que perdamos estas leyendas y que sintamos la orfandad. Claro que hay otros actores guapos, claro que tenemos a Jude Law, a Jonathan Rhys Meyers... Pero no me queman, no se meten las manos en los bolsillos igual, no sonríen igual, aprendieron de otros. Leí una reflexión adecuada de Eduardo Mendicutti, algo así como que Paul Newman había sabido encajar y encontrar un lugar entre Marlon Brando, James Dean y Steve McQueen (otro cantar, para otro gran hombre). Menudo póker de ases...

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