Os presento a Egon Schiele, un pintor de pricipios del siglo XX que tuvo una vida rara y unos vicios que hoy en día le habrían hecho pudrirse en la cárcel, por la que también pasó en su día. Este es un autorretrato (pintado por él -que diría la otra), pero podría haberos enseñado los retratos de niñas y señoritas que hacía, pero me apetece no entrar en eso; es como discutir, otra vez más, si la prensa debe hablar de artistas drogadictos y tener que mencionar a Jimi Hendrix o a Janis Joplin, no es discutible ahora.
No recuerdo cómo ni dónde vi por primera vez un cuadro de Schiele, pero no olvido que tendría unos diecisiete años y la gran impresión que dejó en mí. Medianamente contemporáneo a él era Klimt, y como saben, Klimt siempre ha sido un bestseller entre las chicas, con sus dorados a lo Iglesia Ortodoxa, sus mujeres pálidas de pelo negro y así. Schiele las prefería de rodillas sucias, pelirrojas, pálidas también y bastante más guarrillas, o así las quería ver él, de nuevo: no voy a profundizar en ello. Al poco de conocer a Schiele encontré un libro de Taschen sobre él, uno de esos que te ayudan a ver su obra rápido, por no demasiado dinero y a un tamaño adecuado. Había una foto de él. La copié a color y la colgué en mi habitación, como si fuera el retrato de Alejandro Sanz (eso hubiera resultado más normal). Pensé durante mucho tiempo que Egon Schiele era un pintor menor y que a mí me apasionara no tenía ningún significado especial. Hoy leo esto:
Mi primer encuentro con Schiele, a los 13 años, cambió mi vida.
Ronald S. Lauder, fundador de la Neue Galerie de Nueva York, un centro dedicado al arte alemán y austríaco del Siglo XX.
En junio de 2006, Lauder pagó 93,4 millones de euros por el Retrato de Adèle Bloch-Bauer,de Klimt, el mayor precio pagado por una pintura hasta entonces.
Debería seguir más mis instintos ¿no?
No recuerdo cómo ni dónde vi por primera vez un cuadro de Schiele, pero no olvido que tendría unos diecisiete años y la gran impresión que dejó en mí. Medianamente contemporáneo a él era Klimt, y como saben, Klimt siempre ha sido un bestseller entre las chicas, con sus dorados a lo Iglesia Ortodoxa, sus mujeres pálidas de pelo negro y así. Schiele las prefería de rodillas sucias, pelirrojas, pálidas también y bastante más guarrillas, o así las quería ver él, de nuevo: no voy a profundizar en ello. Al poco de conocer a Schiele encontré un libro de Taschen sobre él, uno de esos que te ayudan a ver su obra rápido, por no demasiado dinero y a un tamaño adecuado. Había una foto de él. La copié a color y la colgué en mi habitación, como si fuera el retrato de Alejandro Sanz (eso hubiera resultado más normal). Pensé durante mucho tiempo que Egon Schiele era un pintor menor y que a mí me apasionara no tenía ningún significado especial. Hoy leo esto:
Mi primer encuentro con Schiele, a los 13 años, cambió mi vida.
Ronald S. Lauder, fundador de la Neue Galerie de Nueva York, un centro dedicado al arte alemán y austríaco del Siglo XX.
En junio de 2006, Lauder pagó 93,4 millones de euros por el Retrato de Adèle Bloch-Bauer,de Klimt, el mayor precio pagado por una pintura hasta entonces.
Debería seguir más mis instintos ¿no?
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